Cuando echas la vista atrás te das cuenta de que
todo ha cambiado,
ni a mejor ni a peor, sino a ser algo diferente.
Como dicen, se madura con los daños y no con los años.
Las personas que no nos acompañan hoy es quizás
porque no deberían estar ahí,
porque no se han ganado el placer de estar a nuestro lado.
Con el tiempo aprendes que debes vivir de momentos en momentos,
y no contarlos por días,
sino por instantes que nos dejan sin aliento.
Porque la vida es eso:
dar pasos pequeñitos o pasos de gigantes,
pero sin nunca dejar de tener los pies en el suelo.
Reflexiones nocturnas - Vol. I
Reflexiones nocturnas - Vol. I