Te acostumbraste a ser fría, a
soñar sola, a pensar sólo en ti y a no depender de nada ni de nadie, pero de
repente aparece alguien que te rompe los esquemas y manda tus planes a pique. Te
asustas y autoconvences de que no es alguien especial, pero vuelves a sentir esa
estúpida sensación, esa que parece que el corazón se te vaya a salir del pecho
cuando miras el móvil y ves su nombre en la pantalla. Por no hablar de la cara
de retrasada que pones cuando lees que te ha escrito algo "bonito". Y es que a
veces me pregunto por qué las personas nos esforzamos en fingir que una persona
nos es indiferente.
Y es que no sé qué tiene. No lo
sé. No sé si son sus ojos, esos que hipnotizan... su sonrisa, esa que te hace
reír pase lo que pase, sus pequeñas manías, esas que tanto me desquician y a la
vez me gustan tanto de él.. sus brazos, esos brazos que desearía que me
abrazasen a cada hora, a cada minuto, a cada segundo. Me gusta su seguridad,
cómo camina, que sea distinto a los demás, que no se deje influenciar y sea
siempre él mismo. Con solo una mirada hace que se me pongan los pelos de punta y
los nervios me coman viva. Realmente no sé que tiene. Es imposible definirlo, yo
creo que es química, no sé, pero algo tiene que haber... Dicen que hay personas
con las que se conecta desde el primer momento y otras con las que no se conecta
en la vida por mucho que lo intentes. Quizás mi conexión con él fue inmediata,
más bien diría que éramos como imanes... Así que, puede que esto nunca tenga un
punto y final, y que aquí dominen los puntos suspensivos... Y es que sé que si
alguna vez intento pasar la página, él siempre será esa página con la esquina
doblada que destaca de todo el libro.
(blairstrasser.com)
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