miércoles, 22 de febrero de 2012

Hazle competencia al amanecer, rétale al atardecer..

No llegamos a una playa cualquiera, sino a una pequeña ensenada rodeada de vegetación, en la que no hay nadie. Es como si todo estuviese ya escrito, como si estuviésemos seguiendo el único itinerario posible, hecho de coincidencias perfectas. Y pese a que con ese "creo que si" él ha puesto a dura prueba mi paciencia y me ha costado bastante callarme diez o quience mil sarcásticas que se me habían ocurrido, no puedo negar que me gusta. Me gusta no pensar en nada, dejarme llevar, me gusta él.

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