miércoles, 23 de mayo de 2012

Peleate con el árbitro, cambia las reglas, haz trampas, no olvides tus heridas, pero juega... como si no hubiera un mañana. No se trata de ganar o perder sino de como juegas.

Tenemos cicatrices en los lugares más insospechados como si fueran mapas secretos de nuestra historia personal, vestigios de viejas heridas. Algunas heridas se cierran dejándonos sólo una cicatriz pero otras no. Algunas cicatrices las llevamos a todas partes aunque la herida cierre el dolor persiste. ¿Cuales son peores las nuevas heridas terriblemente dolorosas o las viejas que debieron cerrarse hace años pero no lo hicieron?
 

Quizás las viejas heridas nos enseñan algo, nos recuerdan donde hemos estado y lo que hemos superado, nos enseñan que debemos evitar en el futuro y nos sentimos bien cuando lo hemos aprendido, pero hay cosas que debemos aprender una y otra vez.

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