La Real Academia define la palabra imposible como algo que no tiene ni facultad ni medios para llegar a ser o suceder, y define improbable como algo inverosímil que no se funda en una razón prudente.
Puesto a escoger, a mi me gusta más la improbabilidad que la imposibilidad, como a todo el mundo supongo. La improbabilidad duele menos y deja un resquicio a la esperanza, a la ética. Que David ganara a Goliat era improbable, pero sucedió. Nadal desbancando del Numero 1 a Federer, una periodista convertida en princesa, el 12-1 contra Malta. El amor, las relaciones, los sentimientos no se fundan en una razon prudente, por eso no me gusta hablar de amores imposibles, si no de amores improbable. Porque lo improbable es por definición probable. Lo que es casi seguro que no pase, puede pasar.
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