domingo, 29 de julio de 2012


Soy esa,  esa chica feliz pero que en milésimas de segundos se derrumba. Que disfraza los problemas con una sonrisa y al llegar a la casa, a solas, se derrumba. Que puede que le afecten mínimos problemas, pero ese problema es el mayor que tiene en ese momento. Soy peor que una montaña rusa, hay veces que disfrutas de la subida y, puede que de la caída, pero hay otras veces que desearías bajar y puedes que hasta llores. No te puedo asegurar nada, porque soy prácticamente espontánea. Planeo cosas mínimas, pero en la mayoría dejo que fluya. Nunca me pidas una cita, lo más probable es que jamás la tengamos. Sé listo y quedemos con más amigos o ve al sitio donde estoy y nos encontraremos de “casualidad”. Soy esa chica solitaria acompañada de mucha gente, esa con sueños imposibles y rotos, esa que te enamora con una sonrisa y da miedo con una mirada. No puedo estar más de 5 minutos cabreada, terminaré sonriéndote y diciéndote que no pasa nada o “eran bromis”. Cuido de mis amigos, y no solo soy amiga de mis amigos, soy su hermana, su madre, padre, tutor/a y su dolor de cabeza. Soy a las que llaman seca, pero no hablo porque te caería pesada. Siempre voy a estar ahí, ya me caigas mal, seas una conocida, amiga o superamiga, y mucha gente se aprovecha de eso. Pero yo lo considero una virtud no un defecto, me siento más mal si no ayudo, que cuando ayudo y no obtengo ni un “gracias” de respuesta. No es que no tenga problemas, es que no los cuento. Ya puede ser porque me da vergüenza contarlos, porque no hay nadie en este puto planeta que se interese tanto como para contárselo, o puede ser que ¿para qué los cuentos si vas a pasar y ni contestar? No abuses de mi capacidad de ayudar, no soy caritas y tengo límites. Puede que sea bipolar, tripolar o loca, pero soy así y hay a quien enamoro y a quien irrito. No voy a cambiar por nadie, ni aparentar para tenerte. Porque prefiero mil veces perderte a ti, que a mí.



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